Tener una boca en equilibrio va mucho más allá de los dientes. En este artículo respondemos a esta inquietud cada vez más frecuente en nuestra clínica dental.
Existe una estrecha relación entre nuestra boca y nuestro cuerpo que a menudo pasamos por alto. El dolor de cabeza y de espalda son molestias que muchos de nosotros experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, lo que quizás no sepas es que una de las posibles causas de estos dolores podría estar relacionada con una mala mordida.
La postura del cuerpo es un factor esencial en el desarrollo de las funciones orales. Existen conexiones nerviosas y anatómicas que hacen que los desequilibrios en la postura corporal puedan generar alteraciones orofaciales y viceversa.
La maloclusión es una alineación incorrecta de los dientes, que también incluye un cierre antinatural de las mordidas y un desequilibrio de los músculos de la masticación. Esta tensión excesiva en los músculos puede desencadenar una serie de síntomas incómodos, como dolores de cabeza frecuentes, mareos, dificultad para abrir o cerrar la boca correctamente y problemas de equilibrio.
En deportistas, ésta relación puede ser determinante tanto en el rendimiento final como en la prevención de lesiones como torceduras, distensiones y fracturas, por desequilibrios inesperados a medida que la fatiga es mayor y la capacidad de respuesta motora disminuye. Por ello, sería útil que tanto la población general como los deportistas valoren la posibilidad de corregir la oclusión dental para mejorar el control de la postura.
Cuando no existe una mordida estable, la mandíbula sale de su zona de salud (torsiones mandibulares). La mandíbula que se posiciona más atrás o más hacia delante de lo normal se ha asociado a determinados perfiles en las curvas de la columna vertebral y a ciertas inclinaciones de la pelvis. Cuando la mandíbula se desvía hacia un lado, por ejemplo hacia la izquierda, aumenta el tono muscular de la mitad izquierda de la cara y ésta se inclina hacia este lado. También se producirán las compensaciones necesarias para mantener el equilibrio a nivel de hombros y cadera.

Si no se reestablece el equilibrio y el paciente se encuentra en crecimiento, se producirá un crecimiento asimétrico. Se crearán modificaciones en el crecimiento y desarrollo de los maxilares y arcos dentarios, que a su vez modificarán la postura corporal.
¿Quién se encarga de estudiar la postura?
La Posturología es la ciencia que estudia y mide el equilibrio estático-postural del cuerpo humano, velando por la prevención y tratamiento de las alteraciones posturales.
En 1980 el Dr. Pierre-Marie Gagey fundó la Asociación Francesa de Posturología y desde entonces un gran número de profesionales de la salud se empezaron a interesar por esta disciplina: neurólogos, otorrinolaringólogos, podólogos, odontólogos, ortodoncistas, optometristas, fisioterapeutas y osteópatas.
¿Cómo nuestro cuerpo regula la postura?
El sistema tónico postural es el encargado de la regulación de la postura.
Emplea las informaciones provenientes de los receptores sensoriales que son analizadas por el Sistema Nervioso Central desde donde saldrán las órdenes de ajuste de los músculos posturales.
Los receptores que informan sobre el estado postural (captores posturales) son el sistema vestibular (oído), el sistema oculomotor (ojos), la entrada podal (pies) y, cada vez más admitido como receptor de gran influencia, el sistema estomatognático (boca). Por ello, nuestros esfuerzos deben estar encaminados hacia la prevención, tratamiento y mantenimiento de su correcto funcionamiento.
Los tratamientos deben ir enfocados a integrar el análisis de la mordida con la evaluación postural.
La ortodoncia postural integra la corrección dental con la mejora de la postura general del cuerpo. Al tratar la alineación dental en conjunto con la evaluación postural, se pueden prevenir y corregir problemas musculoesqueléticos relacionados. Los beneficios incluyen la reducción de dolores musculares, mejora del equilibrio corporal, y una mayor calidad de vida. Este enfoque integral no solo mejora la función masticatoria y la estética dental, sino que también ayuda a mantener una postura adecuada, lo que es clave para el bienestar general.
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